sábado, 31 de marzo de 2012

Y COMO PASA EL TIEMPO...





LLevo mucho tiempo acariciando la idea de escribir un blog, fantaseando con ella, redactando mentalmente posibles entradas.
"¡Pues vaya novedad!", pensarán algunos.
Pues sí. Esto da una idea de algunas de mis características personales.
 El detective virtual (seguro que existe este personaje) leerá entre lineas, descubrirá quien soy o lo que siento, y sobre todo cómo soy.
Indecisa, obviamente. Temerosa, casi seguro.
Temerosa de enfangarme en los misteriosos caminos de la red, de los bloggers, donde cada cual pone un poco de sí mismo y los demás recibimos ese poquito, sin saber muy bien si es realidad o fantasía.
Temerosa de cometer alguna infracción, por pura ignorancia, de las normas que rigen este mundo.
Y como dice la canción  "y esta soy yo...", temerosa y atrevida, indecisa y decidida, obediente y combativa.
Y como no podía existir mejor día que este para iniciar un blog, compartir con todos vosotros que hoy tengo una hija que cumple quince años. 
 Este hecho me convierte en una  persona  lo suficientemente vieja como para saber, al menos en parte, de que va esto que llamamos vida, y lo suficientemente experimentada al haber traído a este mundo a otros seres distintos a mí, que ya casi son personitas completas.Y también lo suficientemente joven como para recordar aún con bastante nitidez como fueron mis propios quince, lo que hice el día en que los cumplí, la gente que me rodeaba o las cosas que sentía.
He visto morir a algunos de mis afectos, no muchos afortunadamente, y a  la mayoría (que no a todos, desgraciadamente) como epílogo final de una vida larga y llena de vivencias y emociones.
Y hoy, justamente hoy, mi primer bebé cumple 15 años. Quince años de risas y alegrías, de llantos y de preocupaciones. 
Y su corazón ya anda por ahí suelto, sin ser aún muy consciente (porque ella no es madre) de que lleva el mío  pegado al suyo.
Se come la vida  a sorbitos, cada vez más atrevidos, cada vez más independientes. 
Y a mí me toca esperar aquí ,cada día, su regreso, e indagar en sus ojos, imaginar lo que vive, hablarle de mi experiencia, de mi propio viaje, mucho más lejano que el suyo.
Y como no podía ser de otro modo, hoy le conté, nuevamente, cómo había venido al mundo. Y quiso saber todos los detalles tantas veces repetidos. Y me decía "¿Y qué pasó después? Sigue". E intente describirle el proceso, el biológico, el sentimental. Esa vorágine de hormonas, de cambios y de sentimientos que supone traer un hijo al mundo. Y como quiso saber, pues supo, porque de nadie es más que de ella misma, la experiencia de haber nacido.
El cordón  no se cortó del todo aquel 31 de Marzo de 1997, sin embargo ha ido desgastándose un poquito cada año, como la cuerda que está a punto de romperse, que se deshilacha con cada movimiento.
Como he sido plenamente consciente de esto desde el primer momento, he ido creando otro, poquito a poquito, charla tras charla, beso tras beso...Y aquí estoy, ansiosa por saber si ha funcionado, si hay un vínculo paralelo, más fuerte y resistente que el meramente físico.
 Y mientras todo esto ha ocurrido, lo bueno, lo malo y lo normal, aquí he seguido yo, viviendo también mi propia vida, empapada de ellos pero también sólo mía.