sábado, 26 de mayo de 2012

RUTA LA LLOREA-PLAYA DE LA ÑORA



Tras  el evento familiar (boda) del viernes por la tarde, el sábado decidimos quemar algunas calorías y que los niños recibieran una dosis extra de sol y aire fresco.
Propusimos una ruta corta, sencilla y espectacular, que hacemos de vez en cuando, sobre todo en verano.
A la adolescente tuvimos que hacerle una oferta que no pudo rechazar, al más puro estilo Corleone. Es lo que tienen los adolescentes, que suelen negarse por sistema a acompañar a los padres en cualquiera de las propuestas que estos hacen.
Un poco de chantaje, hizo milagros y a eso de las 5 de la tarde nos montamos en el coche con dirección al Club de Golf de la Llorea.
Para llegar hasta allí sólo hay que coger la Carretera de Villaviciosa desde Gijón ,y tras pasar El Infanzón, descubriremos el césped impoluto de los campos de golf.
Hay un buen aparcamiento (eso sí , al sol).
El inicio de la ruta está muy bien indicado, con un cartel de esos con tejadito que ya va necesitando un lavado de cara. 

La ruta es descendente (ascendente en su regreso, obviamente) y muy cómoda. 
 Si ha llovido mucho puede haber bastante barro. Nosotros ayer la encontramos casi seca con algun charco ocasional, facilmente sorteable.
Pienso que es la ruta ideal para hacer cualquier día caluroso de verano. La zona es bastante húmeda y casi toda la ruta transcurre por un bosque muy frondoso, lo cual evita el "apuñalamiento" directo de los rayos de sol.

Los niños desde los 4 o 5 años pueden hacerla con relativa facilidad.

Esta ruta me encanta y me provoca sensaciones maravillosas de paz y contacto con la naturaleza que parecen increíbles a tan escasos kilómetros de la ciudad.
Caminamos por un bosque de robles, eucaliptos, avellanos, fresnos... y un húmedo sotobosque de helechos y musgo. La ruta es paradojicamente muy poco transitada (sólo nos cruzamos con un par de grupos) y uno se siente en medio de la Amazonia. Se oye el tintineo de las hojas al soplar el viento y el canto incesante de los pájaros.

Por cierto, varios carteles nos anuncian la población de jabalies, truchas y aves rapaces.
Una vez la ruta toca a su fin, se abre a la Playa de la Ñora.


Desde aquí podemos tomar la Senda Litoral, a la que está unida por unas escaleras muy empinadas, que pueden hacer vacilar al más decidido (sobre todo si ya llevamos un buen rato de marcha sin descanso) pero que merece la pena, sin duda alguna.
En verano, la opción de un relajante baño en el mar para completar la sensación de "comunión" con la naturaleza, puede hacer las delicias de los más pequeños.
Nosotros optamos por volver sobre nuestros pasos y disfrutar un rato más de los bosques frondosos y el canto de los pájaros. Eso sí, esta vez cuesta arriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario