Este post quizás debería titularse "De cómo volverse
loca por causas ajenas a una misma, y no morir en el intento".
Lo de la fiesta que empieza, sería otra forma de verlo.
Y es que si nuestras hormonas femeninas nos habían
acompañado de un modo más o menos predecible, ahora empiezan a descontrolarse,
como si de una borrachera se tratase.
Tras la pubertad,habíamos logrado acostumbrarnos a
sus idas y venidas, a sus días buenos y malos, y los esperábamos con su ritmo
constante, con su cadencia conocida..."hoy todo es genial y yo estoy
estupenda", "hoy estoy fea y triste y el mundo me cae fatal", y
así cada mes, cada ciclo, pasábamos del bien al mal atravesando el regular, de
una manera placidamente cíclica.
Y un día, cuando rondas los cuarenta, un pequeño cambio,
apenas perceptible. Nada importante, quizás una pequeña modificación en la
duración de tu ciclo, quizás una menstruación más larga o abundante de lo
habitual. Pequeñas variaciones que se van instaurando, como leves vueltas de
tuerca.
Y poco a poco, naipe a naipe, el castillo va cambiando de
forma.
Alguna noche de verano te despertarás envuelta en sudor,
pensando que desde luego "ese" es el verano más caluroso de toda la
historia.
Inexplicablemente el resto de tu familia duerme placidamente en medio
del calor abrasador,¡ por Dios, si tu misma estás al borde de la auto combustión!.
Es como si algún ente maligno se dedicase a subir el
termostato, para bajarlo después. Y no sólo eso. Te esconde las cosas, hace que
olvides tus citas, los nombres de la gente...hasta las palabras a veces tardas
en encontrar. Puedes sentirte tremendamente ansiosa sin motivo aparente, y
sufres rachas de "terribilitis" y catastrofismo.
A veces hasta una leve sospecha pasa por tu mente :
"¿Me estaré volviendo loca?".
Hay algunas afortunadas para quienes este proceso de
transición de la vida fértil, a la infértil, no es una como una montaña rusa, y
lo viven con sosiego, sin apenas cambios notables.
Otras, sin embargo, notamos una metamorfosis kafkiana, ante
cuyos primeros síntomas, nos plantamos en la negación..."es imposible, soy
demasiado joven"...
Mientras, cierto desasosiego nos invade..."veamos, la
mujer pasa por unos 400 ciclos menstruales a lo largo de su vida. Digamos que
he consumido unos 380 (saco mi móvil en función calculadora), y que de los dos
ovocitos fertilizados, uno se presentará a la PAU este mismo curso, y el último
ya está en Secundaria"...
Y mientras piensas todo esto, te invade una especie de
vértigo...de incredulidad "¿me estoy convirtiendo en mi madre o lo que es
aún peor, me estoy convirtiendo en mi abuela?"...
Pues sí, "eso" que nunca iba a ocurrir, o al menos
"eso" en lo que no pensabas de una manera seria (inconscientemente
soñabas con que a TI se te arreglaría de algún modo... ¡caramba con lo
deportista que tu eres, y lo estupendamente que te conservas!), ha llegado.
¿Llevas meses con la ansiedad disparada?. ¿Te sientes triste
sin motivo aparente? Quizás tus niveles de progesterona se han desplomado. O
quizás sean los estrógenos. O ambos. O sufras de lo que se denomina
"predominio estrogénico". La disminución de tu reserva folicular,
hará descender tus niveles de algunas hormonas, rompiendo el equilibrio
antagónico con las otras.
Alternarás seguramente, ciclos ovulatorios, con ciclos
anovulatorios, y este vaivén afectará a muchas cosas, entre ellas a tu estado
de ánimo.
No estarían de más unos análisis hormonales.
Me he encontrado con cierta reticencia a solicitarlos, por
parte de los médicos.
Los protocolos son tan estrictos, que funcionan como una
cadena de montaje.
¿Mayor de 40 o 45?. Revisión, ecografía, mamografía.
¿Que sufres de ansiedad o palpitaciones?. Ansiolíticos.
¿Que estás triste, cansada, sin fuerzas?. Antidepresivos.
Ya está. Así funciona la cadena. No necesitas saber nada
más. Haz caso a tu médico y tómate los antidepresivos. Y si tienes las reglas
muy abundantes ponte un DIU hormonal, que es la bomba de bueno y frenará la
proliferación de tu endometrio. No preguntes mucho. Déjate llevar. No leas nada en internet que
hay muchas tonterías escritas.
Será que soy una rebelde, o una trastornada, pero nunca me
ha gustado esa tendencia al paternalismo,
a darle a la población la información que necesita (pero siempre
marcando ellos los límites de esa necesidad, como presuponiendo una capacidad
limitada de comprensión o de conocimientos).
Lo cierto es que no hay mucho publicado en español sobre la
premenopausia, o al menos no tanto como en inglés.
En lo que no hay duda es en que tu vida fértil toca a su fin.
De hecho, si aún no has sido madre y deseas serlo, deberías darte mucha prisa. Es posible que
ya estés incluso fuera de plazo. Las posibilidades de embarazo después de los
45 son muy bajas, casi milagrosas.
Poder se puede, mientras haya óvulos viables, pero los
riesgos son altos.
Has de pensar que tus óvulos te acompañan desde el
nacimiento y es posible que la mayor parte de los que quedan estén ya dañados,
por haber estado expuestos a la contaminación, a los químicos, a las radiaciones
que han pasado por ti, durante todos estos años. Por eso no es posible ser
donante de óvulos, si se tienen más de 35 años, y por eso también se aconseja
someterse una misma a ovodonación, en caso de querer embarazarse, superada
cierta edad.
Así que sí. Lamento decírtelo, pero estas transitando hacia
la menopausia, por un camino seguramente lleno de vaivenes, de sube y baja,
hasta que finalmente la montaña rusa se detenga, quizás dentro de unos meses, o
quizás dentro de unos años.
Habrá que ver cómo lo gestionamos...pero esa, es otra
historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario